El cuarto del rescate es una obra típicamente Inca. Sus
paredes o muros, construidos íntegramente de toba volcánica (cantería), se asientan
directamente sobre la superficie de cantería sin cimientos, mostrando
interiormente cierta inclinación que lo
definen de forma trapezoidal, característica propia de la arquitectura Inca.
La estructura de sus paredes está constituida por piedras
poligonales de tamaños diversos, trabajadas en todas sus caras, dispuestas en
hiladas aparentemente regulares aunque no enteramente rectas, que forman todo
el ancho de las paredes.
La colocación de los elementos del muro, sin esparcimiento
entre ellos, origina superficies mas o menos alineadas y caras regulares. Las
piedras son casi cuadradas, tan altas como anchas, si bien no completamente simétricas.
Su trabazón debido a la naturaleza deleznable de la toba no es tan perfecta y
lineal como en las obras del Cusco. Actualmente las paredes presentan de 5 a 6
hiladas, de aproximadamente 8 a 13 elementos en los paños mayores y 7 a 11
elementos en los menores.
Los tres vanos de acceso frontales que presentaba el recinto
antes de su restauración, han sido adulteraciones tardías; no asi, el vano lateral
izquierdo que si corresponde a la puerta original, Además en el interior se
destacan 10 hornacinas trapezoidales: 2 en la pared sur, 3 en el oeste, 4 en la
norte y una en la este. El muro tiene una altura promedio de 3.235 m., siendo
en sus esquinas externas del cuarto sur de 3.20 m. y en lado norte de 3.18m. y
de 3.27 m. a la altura del vano central. Específicamente ninguna de las
esquinas externas del cuarto presentan evidencias de amarre de otros muros, lo
que le dan la apariencia de una estructura aislada.
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